Tiken, en busca de su amo
Un mundo desconocido donde todos habitamos, donde lo mágico puede ser tan real como un mundo hecho por la imaginación, allá en algún lugar de la sierra mixe, donde aun la naturaleza influye directamente en el pensamiento de los habitantes, una noche no común, se escucho un aullido de un ser que daba el aviso de que era tiempo de que un ser que vivía entre los humanos tenía que regresar para cumplir una misión que estaba próximo a realizarse. Todos los habitantes lo esperaban, para ellos era algo tan esperado, que al principio el silencio hacía presencia, pasaron
minutos y todo se calmo nuevamente.
De lejos entre las montañas se veía una casa hecha de madera, con una luz bríllate que salía entre la separación de la madera que formaban la casa. La luna brillaba en un cielo donde las estrellas estaban con un intenso brillo con el nuevo acontecimiento que sucedía en algún lugar de la tierra. En esa casita un niño se había dormido muy temprano antes de que los últimos rayos del sol dejaran de cubrir la montaña más alta. Su madre, una mujer muy trabajadora que con el tiempo había aprendido que la madre tierra era lo más sagrado, que habría que respetarla y trabajarla para darle de comer a sus hijos y vivir en armonía con la naturaleza para ser un solo ser.
Había pasado poco tiempo antes del gran acontecimiento, un pequeño perrito había nacido, un cachorro con una gran inteligencia, velocidad y de fuerza. Desde su nacimiento había mostrado sus capacidades y su gran amistad con el pequeño que aún tenía sus 7 años, juntos iban a pastar a los toros, recorriendo senderos entre las montañas, siempre en busca de nuevos lugares y las explicaciones del porqué de los sucesos.
Una noche, cuando regresaron de un lugar que habían descubierto, el niño tuvo un sueño, en donde escuchaba una voz que decía,” Ha de llegar el momento cuando tu tiempo llegue y vendrás para que te prepares para que enfrentes el futuro que se acerca, debes estar alerta”. Desde esa noche el niño empezó a pensar y a platicar con su cachorro, aún no le daba nombre, solo lo llamaba Uken, que significaba perro cazador, pero por el aspecto que tenía el cachorro de peludo, lo llamó TIKEN.
Tiken y el niño, en ese día antes del llamado habían ido a la montaña más alta, donde lograron ver el mundo, donde trataron de tocar lo azul del cielo y jugar con las nubes, más nunca imaginaron que el tiempo había llegado. Esa noche después del llamado, su madre aún trabajaba, elaborando una olla, la cual tenía que tener lista para el día siguiente e ir a venderla. La luna estaba ubicado en el firmamento que con su luz blanca cubría todo el lugar donde estaba la casita, la mujer con una voz agradable, le dice al niño, hijo despierta es hora de que cenes, mientras que en el sueño del niño se escuchaba nuevamente la voz que decía, “Llego el momento”, en ese instante el niño abre sus ojos, mira a su alrededor y le dice a su madre, “Madre es hora de irme”, la mujer con una sonrisa le dice, hijo aún estas dormido, ve a lavarte las manos para que cenemos. El niño se levanta, se pone sus huaraches y toma un bastón para iniciar su recorrido a lo desconocido, en ese instante tiken se da cuenta que el niño se aleja poco a poco, la luz del fuego empezaba a cambiar por la luz de la luna. Pareciese que el cachorro ya sabía que era lo que pasaba, con sus ojos seguía al niño, levantó la cabeza y salió detrás de él.
Pasaron unos cuantos minutos el niño caminaba, siempre con la vista al frente y tiken cuidándolo todo el tiempo, el viento soplaba, los grillos cantaban sus melodías ,tiken ladraba a veces, como si fuera un aviso al niño que él siempre lo iba acompañar. Recorrieron los senderos hasta un lugar donde el niño se volteó y acariciando a tiken le dice, amigo tiken hasta aquí me haz de acompañar, yo tendré que seguir solo, y búscame cuando el tiempo llegue a su final en ese momento nuestra verdadera misión ha de comenzar, por lo pronto amigo mío, regresa y cuida a mi madre y a la gente que queremos. Tiken con una mirada triste y un ladrido, despide al niño, iniciando así su caminata solitaria hacia lo desconocido.
El día siguiente tiken se subió hasta lo más alto de la montaña y aullando con fuerza para llamar a su amo a quien ha de esperar y buscar en los próximos días...